El lagoftalmos es la imposibilidad de cerrar los párpados por completo, por lo que las personas suelen dormir con los ojos un poco abiertos, algo que afecta hasta un 20 por ciento de la población y aunque no impide la conciliación del sueño, puede provocar irritación ocular, sensación de un cuerpo extraño en el ojo y visión borrosa al despertar, de acuerdo con el director del Instituto Universitario Fernández-Vega (IOFV), Jesús Merayo.
“Incluso puede causar diplopía. Un claro ejemplo es cuando nos despertamos y percibimos una visión doble cuando intentamos ver la hora en el despertador o en el móvil”, expuso el especialista con motivo del Día Mundial del Sueño.
En este sentido, Merayo explicó que las personas necesitan dormir con los ojos cerrados para evitar que entre luz y regular los ciclos de sueño. Además, es un mecanismo de protección para que el globo ocular se mantenga protegido e hidratado. Una apertura pequeña de los párpados puede causar ojo seco y con el paso del tiempo, esta sequedad ocular crónica puede provocar molestias mayores como abrasión corneal, queratitis y úlceras en la córnea.
El experto también ha analizado el síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS), que tiene una alta prevalencia en la población general y consiste en que la respiración se detiene y se reinicia muchas veces durante el sueño.