“Oficialmente se ha muerto el licenciado Colosio (…) Pero es extraoficial. Estamos fuera en el pasillo, no ha habido un comunicado oficial, pero un médico que salió de prisa me dijo que se había ido”, informó Talina Fernández cerca de las 8:40 de la noche del miércoles 23 de marzo de 1994, día en el que fue asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia quien relevaría a Carlos Salinas.
La noticia, publicada en el noticiario de Jacobo Zabludovsky, se adelantó incluso al informe oficial que dio minutos después Liébano Sáenz, vocero de Colosio.
El crimen fue un parteaguas en la historia política de México, pues agudizó el declive del PRI que a la postre llevó a la alternancia del poder en el año 2000, tras 70 años.
A tres décadas, en la memoria de los mexicanos hay más mitos que certezas. Algunos aseguran que lo mandó a asesinar el expresidente Salinas, el gobierno o el PRI, incluso, que el autor material, Mario Aburto (preso desde 1994 y a la espera de que la Suprema Corte revise su sentencia que le permitiría salir libre este año) no fue quien disparó. Hay quienes sólo saben de Colosio porque hay calles con su nombre.
Luis Donaldo Colosio Riojas, su hijo, quien ya ha dicho que no cree en la versión del asesino solitario, pero tampoco culpa al expresidente Salinas, pidió al presidente López Obrador indultar a Mario Aburto, un «carpetazo final», que permita a su familia y a México sanar.